Mis dedos en el río
se mimetizan con mi alma
que con tal de encontrar calma
necesitan sentir aquel frío
Será el tiempo una ilusión
me pregunto con frecuencia
intentando no perder la paciencia
en una duda llena de contradicción
Nada es certero ya
nada dicta a mi ser
que ha dejado de parecer
y dejo que el agua fluya
Y así con las horas
el hombre fue despertando
sus raíces en tamaño incrementando
nutriéndose de risas cantoras
Decidió no quedarse quieto
la naturaleza lo fue abrazando
y sus sentidos afinando
por un instante se sintió completo
Su vida se lleno de colores
paso de ser camello a león
pudo gritar su canción
y a flor de piel resaltaron sus amores
Pudo sentir una quietud interior
acompañada de una presencia
infinita en cuanto a la ciencia
un Dios melódicamente liberador
Desde ese día que toco el río
su despertar fue determinante
¿despertar de qué?
¿cuándo estuvo el hombre dormido?
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